Y ya que seguimos con los finales. Vamos con el final de Dos besos.
Si no quieres enterarte, elige interrumpir tu lectura.
Este es el resumen de la película vía Cinencuentro:
La trama suena familiar: nuestra protagonista es Paola (la talentosa Wendy Vásquez), una exitosa productora televisiva que, tras presentar un programa dedicado a la celopatía, empieza a sospechar de que su esposo (el siempre subvalorado Javier Valdés), la engaña. La fuerte personalidad de Paola, una mujer impulsiva y vehemente, la lleva a encarar a Nancy, una joven actriz provinciana (Mayella Lloclla, aquella de las pestañas impresionantes) sin adivinar que ese encuentro traerá consecuencias para ambas.
Incluso un perspicaz redactor encuentra un parecido en uno de los protagonistas y sugiere, cito:
Por otro lado el personaje de Javier Valdez que hace de profesor y poeta, resulta interesante hasta cierto punto, pero es una burda imitación de Mario Montalbetti. Por su parte Wendy Vásquez cumple, pero no sorprende.
Maleado.
En fin: ambos personajes, la ejecutiva de la tele y el académico sin brillo vital se han disputado el amor de la inocente y provinciana Nancy, cada uno con diferentes intenciones. Solo la de la tele ha consumado el amor y conquistado el corazón y la pasión.
Si llevamos esta disputa, a un plano connotativo (y aquí encuentro valiente a Lombardi). Interpreto que Nancy es la chica aspiracional, pobre, que ha tenido que hacer de todo para llegar a ser. Aspiracional, un tanto outsider, quizá hasta un poco tonta. Inconsciente ha entrado en un juego perverso de parte de la ejecutiva de la tele (el glamour de la tele, la cual ahora maneja los símbolos que han de ser consumidos por la teleaudiencia), quien además es exitosa. El académico (la cultura) es lánguido, falto de brillo, por eso Nancy prefiere la tele y su ficción más atractiva que la lánguida cultura. Aquí el guiño LGTB (ja!).
Sin embargo, (y est0 es lo importante) tele y cultura viven en la misma casa, cohabitan, son las dos caras de una misma moneda.
Develado el misterio (Nancy se entera lo que no sabía: su amante homosexual y el que pretende ser su amante y nunca lo fue), la muchacha aspiracional descubre el contubernio. Testigo de la unión entre ambos personajes Nancy (como si se tratara de un cuento moral hiperrealista) es atropellada por la cultura combi (tal cual, precisamente en el momento de la revelación).
Secuencia final (ironía, risas en la FIL): los dos esposos inconscientes (del hecho) acostados en la cama viendo la TV, se enteran de la trágica muerte. Ambos deciden no decir nada (con el mismo cinismo con el que el chofer de combi declara en TV que la chica se cruzó frente a él).
Tele y Cultura prefieren apagar la TV.
El contubernio se mantiene.